domingo, 5 de octubre de 2008

V. Pequeña introducción al maravilloso mundo de la lengua eslovena

Como ya mencioné antes, uno de mis mayores y mejor fundados temores ante mi aventura eslovena era el idioma. Hace años, cuando me fui a Alemania con una base ridícula de conocimientos sobre lenguas germánicas, me pasé los primeros meses empezando todas mis conversaciones con la frase “Können Sie/Kannst du Englisch?”, osea: ¿Habla Usted/Hablas inglés? Si tenemos en cuenta que el esloveno – y los idiomas eslavos en general – me eran absolutamente extraños y que sólo me iba a quedar dos meses por estas tierras, mis esperanzas de hacer vida social eran más bien pocas. En cualquier caso, los fundamentos de este temor se desvanecieron a los pocos minutos de llegar a Ljubljana. Aquí hablan inglés hasta los peces de colores. Taxistas, cajeras del supermercado, dueños de quioscos, camareros en bares cutres, seguratas en salas de concierto, amables ancianitas que te ayudan a orientarte e incluso yonkis que te piden un euro con el cuento de que tienen que coger un autocar; todos son capaces de entenderte, chapurrear o incluso mantener una conversación en inglés contigo. Los eslovenos tienen muy claro que son una comunidad lingüística muy pequeña y que necesitan un cierto grado de bilingüismo para vivir en el mundo. Para más inri en este país las películas y series no se doblan. El oír otros idiomas mientras leen subtítulos tiene como resultado que acaban pillando algo de cada lengua. ¿Dónde hay que firmar para que hagan lo mismo en España, Francia, Italia, Alemania,...? No os sorprendáis si por estos lares parte de la población, especialmente pero no exclusivamente femenina, es capaz de soltaros frases en español como “Estoy embarazada de ti, Luis Alfredo” o “Te amo con todo mi corazón”: esto se debe al éxito que las telenovelas tienen aquí en horario de sobremesa. ¿Quién iba a pensar que las telenovelas pudiesen ser tan educativas? De vez en cuando algún esloveno se intentó disculpar por que su inglés no era muy bueno a lo cual siempre contesté que, en todo caso, mejor que mi esloveno.

Si bien no es estrictamente necesario aprender esloveno para vivir aquí una temporada, en un principio me plantee intentarlo por respeto, interés y para evitar ser tratado como un turista – esto último lo evité salvo en los taxis. El problema a la hora de aprender el esloveno es que, sin más, es mogollón de jodido. A parte de ser un idioma eslavo tiene varias peculiaridades que chocarán a cualquier miembro de sociedades más romanizadas: hasta 6 declinaciones, un sistema estrambótico para hacer plurales que diferencia entre si es plural de dos – dual –, de tres o de más, ausencia absoluta de artículos,... En fin, Pilarín, que al final me decidí por aprender los básicos más básicos y dejar mi quinto idioma para otro año.

Lo primero que necesitaba era aprender a leer en esloveno. Esto es bastante fácil. Como todo el mundo sabe debido al nombre de la capital, la J se pronuncia como una I – y me abstengo de repetir chistes malos sobre nombres de amigas mías. Luego vienen las tres letras diferentes que tienen: la C, la S y la Z con un acento circunflejo (“^”) pero dado la vuelta, como una V encima de la consonante. Estas letras, que no puedo escribir con mi teclado “made in Spain”, se pronuncian respectivamente como una CH, una SH inglesa y una J francesa. A partir de ahora aparecerán en estas lineas como Ć, Ś y Ź. Pero lo más rarito a la hora de leer este idioma es la V. A veces se pronuncia como una V francesa – o valenciana – y otras como una U. He preguntado incluso a lingüistas y nadie me ha podido explicar el por qué ni el sistema de esta peculiaridad. Las Hs son aspiradas y las Cs y Zs se pronuncian muy suavemente, como la mayoría de los iberoamericanos lo harían. Lo último que hay que saber es que, en esas palabras tan graciosas que no tienen vocales como trg (plaza) o smrg (muerte) los eslovenos pronuncian una especie de E casi sorda antes de la R – que se pronuncia casi como en España. Ya está, esto es todo, ni consonantes dobles ni dos millones de vocales en esloveno.

Ahora nos hace falta un vocabulario básico. Pivo significa cerv... No, mejor empezar por los saludos. Los eslovenos se saludan en varios idiomas: dicen “Hallo”, “Ciao”, pero también “Hola”. Sin embargo existen dos formas realmente eslovenas para saludar: “Dober dan!” es “buenos días” y “Źivjo!” es un “Hola” más informal. Esta última palabra se pronuncia “Jiuio” y es necesario hacer algo de gimnasia oral y practicar para que salga de forma natural. Para despedirse usan una palabra italiana eslovenizada y que escriben “Adjo!”. “Dobro” significa “Bueno” y equivale a un “pos bueno, pos fale, pos m'alegro” o simplemente a un “de acuerdo”. “Uno, dos, tres” es “eno, dve, tri”. “Calle” se dice, “Cesta” – fuera de coñas. “Prosim” es “por favor” y “de nada”, y “prostite” equivale a “disculpe”. Y, ahora sí, “pivo” es “cerveza”. Podría seguir otro rato pero tampoco quiero quitaros toda la diversión si seguís mi consejo y vais un día a visitar Eslovenia.

Pasemos a la frase básica de supervivencia: “Eno pivo, prosim.” Esta frase que abre puertas y hace amigos fue, como es natural, la primera que me enseñó mi colega Janez. Lo que hay que saber es que en los bares de Ljiubljana siempre tienen dos tipos de cerveza nacional: la Laśko y la Union. Ya me extenderé sobre la importancia de beber la una o la otra en otro capitulo. Si queréis evitar que el camarero os pregunte algo en esloveno, y que vuestro intento de hacer el guay y dar el pego hablando esloveno se vaya al garete, tendréis que decir “Eno Laśko, prosim” para pedir una cerveza fuerte y amarga, o “Eno Union, prosim” para una de sabor más bien afrutado.

Con mi segunda frase en esloveno entramos en el fabuloso universo de los tacos: “Piśda ti materna!”, “¡El coño de tu madre!” en cristiano. Los tres básicos del mal hablar en esloveno son “piśda” (“coño”), “kurz” (“pene”), y “curva” (de puta, no de giro). Estas tres palabras, y especialmente la primera, se emplean con la asiduidad con la que los españoles tienden a emplear “coño” o “joder”. No es raro oír a macarrillas que empiezan y terminan cada una de sus frases con un “piśda”. La palabra “kurz” tiene mucha guasa para los germanoparlantes, ya que se escribe y pronuncia igual que el adjetivo alemán “corto” – sin comentarios. Lo curioso es que según un pseudolingüista/nacionalista esloveno de cuyo nombre no puedo acordarme los eslovenos no emplean palabras malsonantes y estas son una mala influencia de los vecinos del sur: bosnios, croatas y serbios, que no poseerían una cultura tan refinada como la eslovena. ¿No decía cierto protonazi vasco llamado Sabino Arana lo mismo de su tierra? El lingüista esloveno continua su argumentación diciendo que el único juramento autóctono del país sería la exclamación “¡300 osos peludos!” (sic). Os puedo garantizar que los eslovenos son gente normal que suelta tacos con relativa regularidad, como todo dios.

Ya tenemos dos frases que hay que conocer pero nunca utilizar juntas. Si dices “Eno pivo, prosim. Piśda ti materna!” puede que tengas algún problema que otro con el camarero. Creo que lo arriba escrito es suficiente introducción. “Hvala” (“gracias”) por seguir leyendo.